Audio del texto
La muerte en la sociedad occidental

La sociedad occidental niega la muerte. Hemos sido educados en la cultura de la vida, pero nadie nos ha preparado para la muerte.
Aunque morir es un hecho natural que todos vamos a experimentar, no nos han enseñado estrategias que nos permitan conocer cómo afrontarlo, no nos han preparado para ello.
La muerte inquieta e impone silencio. Esta situación hace de la muerte un tema invisible que preferimos no tocar.
Nos hallamos en una sociedad donde se reprime el pensamiento de la muerte y persigue continuamente la apariencia de una felicidad “inmediata”.
La obligación de mostrarse siempre felices, evitando hablar sobre temas que causan dolor, angustia o disgusto.
Sentirnos obligados a poner siempre buena cara, nos obliga no solo a no aceptar la muerte, sino que además dificulta posteriormente «sobrellevar” de manera sana los duelos.
Y es que, en una sociedad hedonista como la nuestra, el duelo es visto también como un tema tabú que necesita ser escondido puesto que las emociones que conlleva: tristeza, miedo, rabia son condenadas.
Hay que romper pues el tabú de no hablar de la muerte, ya que la muerte forma parte de la vida.
La muerte es un hecho inevitable nos guste o no, estemos o no estemos preparados para ella, un destino del que no podemos escapar.
Etapas de la vida
Es interesante observar como el concepto de muerte varía según la etapa de la vida en que nos encontremos.
Los adolescentes apenas prestan atención a la muerte y al envejecimiento. Para ellos, todo esto queda muy lejano, piensan que es algo que pasa a los demás, pero no a ellos.
Esa inclinación natural a sentirse omnipotente e inmortal del adolescente (debido a un proceso de mielinización neuronal incompleto).
Pero a medida que las personas envejecen van asumiendo mejor el tema de la muerte, son más conscientes del tiempo vivido, el tiempo que les queda, reflexionan sobre la fugacidad de la vida.
Aumenta la conciencia, la comprensión y aceptación de cuál es nuestro destino.
Además, en esa etapa es habitual experimentar la pérdida de algunos de nuestros seres queridos, y a medida que envejecemos perdemos a muchos más.
Por tanto, ante el tema de la muerte, nuestras reacciones y emociones se ven reducidas y condicionadas tanto por la propia experiencia como por las creencias socioculturales.
Las creencias varían en función de la religión a la que se pertenezca, muchas personas encuentran consuelo y alivio refugiándose en su fe.
Aunque la muerte es universal, los modos de morir varían y difieren sustancialmente en cada sociedad.
No es lo mismo morir en Occidente que en Oriente, en África que, en Europa, también es diferente morir ahora que hace mil o cien años.
A continuación, me parece interesante aportar para la reflexión un breve esquema de cómo era percibida la muerte para nuestros antecesores.
Percepción de la muerte para nuestros antecesores:

Quizás algunas de estas sociedades antiguas, por tener una existencia más belicista tenían la muerte más presente en su vida percibiendo la muerte como una etapa más de ésta.
Seguramente durante el periodo actual que estamos viviendo sin precedentes (Covid-19) con continuos partes diarios de fallecidos (quizás), ha sido un periodo que nos ha hecho reflexionar más sobre la muerte (y la vida).
Cuando descubrimos que nuestra vida se acaba y nos enfrentamos a la muerte, podemos entregarnos al más aturdimiento emocional, al derrumbe, la incredulidad, la ansiedad, la desesperanza, la tristeza, el miedo y la soledad.
No es extraño encontrar (en ocasiones) algunas personas moribundas enfadadas con todo y con todos, volcando su ira sobre las personas cercanas, familiares y amigos.
He conocido a estas personas, me imagino que tú también.
También he conocido a personas que han afrontado esta última etapa de su vida con serenidad y paz.
Y es que, el hecho de morir es individual. No existen dos muertes iguales como tampoco hay dos vidas idénticas.
Tomar consciencia
Entender que el miedo es consecuencia de la inconsciencia, y la única forma de deshacerse del miedo es hacerse consciente.
Cuando se descubre qué es verdaderamente la muerte el miedo desaparece (puede ser de gran ayuda recuperar lecturas de cómo percibían nuestros antecesores la muerte, por esto me ha parecido interesante adjuntar un brevísimo esquema).
Quizás si hay más conciencia de que todo se acaba, de que todo finaliza, de que todo pasa, nos ayude a tomar conciencia y a que aparezcan razones para darle sentido a ese día a día, a ese hoy, el único que tenemos.
Reflexionar sobre la muerte nos prepara hacia una serena aceptación del momento en que de forma irremediable nos dejará la vida, tratando de hallar cierta paz en la despedida.
Reflexionar sobre la muerte, nos hace ver la parte relativa de las cosas, influyendo de forma activa en nuestros pensamientos, comportamientos y en nuestros esquemas de valores.
Quizás reflexionar y aceptar la muerte sea el buen camino para aprender a vivir la vida.
HUMO – Pau Donés
«Ahora que solo me queda esperar a que llegue la hora»
D.E.P Pau