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Hipótesis
El lingüista y filósofo Noam Chomsky ha defendido la idea de que existe una “gramática universal” innata.
Chomsky afirma que todos poseemos un “dispositivo de adquisición del lenguaje” (LAD) en nuestro cerebro, es en este dispositivo interno donde se localizan las reglas de las lenguas universales. Una vez expuestos a la lengua este dispositivo LAD permite a los niños aprenderla.
Por tanto, para Chomsky, las personas adquirimos el lenguaje no “enteramente” a través del aprendizaje, sino que el lenguaje está conectado a nuestra mente por la evolución.
Por su parte el lingüista y neurólogo Eric Lenneberg, defiende que la posibilidad de adquirir el lenguaje está sujeta a un “periodo crítico”.
Un tiempo límite situado entre los 2 años de edad y que termina alrededor de los 12 años, pasado el cual la organización del cerebro se fija y ya no se es capaz de aprender y utilizar el lenguaje.
Este periodo crítico necesita una serie de condiciones: socialización, comunicación, afectividad desde el nacimiento y estimulación lingüística.
Periodo crítico
¿Existe el “periodo crítico”? ¿Podría un niño-a criado en absoluto aislamiento social si se le proporciona un ambiente rico en aprendizaje aprender la lengua a pesar de haber superado el “período crítico”?
Probar esta hipótesis parecía imposible hasta que apareció la niña Genie.
Genie parecía ser la clave, “podría” proporcionar la oportunidad de demostrar que: “Un buen ambiente educacional es capaz de compensar hasta el más terrible de los pasados, derrotando la idea del periodo crítico”.
El caso de Genie saltó a la luz gracias a una trabajadora social el 4 de noviembre de 1970. Genie nació el 18 de abril de 1957.
Desde los 20 meses de vida su padre la tenía amarrada con unas cuerdas a una silla con orinal, en una habitación donde solo podía ver parte del cielo y una pequeña parte de la casa de los vecinos.
Una vida de absoluta privación sensorial y severo aislamiento social.
La niña fue llevada al Children’s Hospital de los Ángeles.
Caso Genie
Un equipo de lingüistas, psicólogos y psiquiatras se interesaron muchísimo por el caso e iniciaron el proceso de rehabilitación de Genie.
Para ello, recibieron fondos del Instituto Nacional de Salud Mental.
En el momento que la encontraron según los informes Genie usaba todavía pañales y pronunciaba sonidos infantiles.
Genie caminaba de forma extraña, escupía constantemente, solamente olía y arañaba. Apenas podía hablar y emitir sonido alguno. Todo indica que sus padres le golpeaban si emitía cualquier tipo de sonido, consecuentemente Genie había aprendido a no vocalizar.
Resultó muy difícil (debido a las circunstancias descritas) evaluar sus capacidades mentales. Genie indicó un nivel cognitivo de un año de edad aproximadamente.
Mejoras que realizó Genie durante los primeros meses:
- Aprendió rápidamente a vestirse y a utilizar el servicio (al tercer día de ser ingresada en el hospital Genie ya intentó vestirse sola y usar el baño).
- Tenía una gran capacidad de comunicación no verbal, pero seguía siendo pobre en áreas como el lenguaje.
Después de un año de tratamiento Genie aprendió palabras sueltas y fue capaz de poner tres palabras juntas de vez en cuando. Los investigadores estaban esperanzados.
Fuertes desacuerdos
El psiquiatra Jay Shurley experto en aislamiento social, quiso evaluar como Genie había sobrevivido tantos años de aislamiento.
Para ello, registró la actividad de su cerebro mientras dormía, encontró un gran número de los denominados “husos del sueño” ( una densa concentración de ondas) un fenómeno totalmente anormal. El estudió de sus sueños planteó una duda.
La pregunta que surgió fue:
¿Genie sufría trastorno del desarrollo intelectual desde su nacimiento o éste era fruto de su aislamiento? (el padre de Genie había manifestado haberla encerrado porque la niña había nacido con trastorno de desarrollo intelectual).
Los investigadores no fueron capaces de determinar si anteriormente al nacimiento Genie ya sufría de trastorno del desarrollo o si éste era fruto de haber sido duramente maltratada, desnutrida y privada de estimulación cognitiva.
Con el paso de los meses, sus habilidades del lenguaje se detuvieron, se mantuvieron estancadas, su progreso se detuvo. Genie no consiguió aplicar las reglas gramaticales y usar el lenguaje de modo significativo.
Hubo una serie de grandes “diferencias” y “discusiones” entre los distintos terapeutas e investigadores por el curso de su tratamiento (e investigación”).
Por su parte, para el psiquiatra Jay Shurley su impresión era afirmativa, Genie nació con trastorno de desarrollo intelectual (se basaba para dicha afirmación en lo observado por actividad cerebral mientras dormía).
Por el conrario, Susan Curtiss, la lingüista que había seguido a Genie desde el principio, afirmaba que en las evaluaciones que medían la edad mental de la niña cada año su edad mental crecía un año, por lo que no apoyaba esta afirmación.
En el seno del equipo no había acuerdo.
Se acabó la financiación
La agencia que financiaba el proyecto de investigación estaba bastante inquieta con tantas ambigüedades. En otoño de 1974 decidió no seguir proporcionando fuentes económicas, alegando grandes fallos en la recogida y el proceso de datos.
Para la lingüista Susan Curtiss había llegado el momento de evaluar los años de trabajo con Genie, una conclusión salía de sus datos: Genie no parecía capaz de conectar palabras de una forma gramatical correcta, esto parecía corroborar la idea de la existencia de un “periodo crítico” para la adquisición del lenguaje.
Según Susan Curtiss, Genie era buena con el vocabulario y lograba transmitir mensajes, pero si analizaba las frases que construía carecían de sentido gramatical, ella podía decir frases como el «zumo comprar tienda”, el mensaje estaba claro pero no es una construcción gramatical correcta.
La mayor parte de la investigación lingüística con Genie se completó en 1975.
Genie empieza de nuevo
Ese verano de 1975 (y terminada la financiación) Genie volvió con su madre biológica. Su madre había sido absuelta de los cargos por abuso y se mostró dispuesta a cuidar de su hija. Pronto se dio cuenta que era demasiado complicado, así que decidió darla en adopción.
La madre de Genie presentó una demanda contra el equipo del hospital, a quien culpo de someter a Genie a duras pruebas, más allá de los límites de su resistencia. Se tomó declaración a todos los miembros del equipo.
¿Había llegado el equipo tan lejos como debía en el tratamiento de Genie o fue la investigación la que se cruzó en su camino? Por orden judicial los miembros del equipo fueron alejados.
Comenzó otro triste capítulo en la vida de Genie, al pasar por diferentes hogares adoptivos donde fue sometida nuevamente a frecuentes, castigos, abusos y abandonos.
En uno de estos hogares fue severamente castigada por vomitar. Genie adquirió nuevamente miedo a abrir la boca, volvió a adoptar la misma actitud para mantenerse a salvo, guardar completo silencio.
Los avances que se habían conseguido se vieron comprometidos. Genie experimentó regresiones.
Siempre Genie
En la actualidad nada se sabe de Genie.
El “caso Genie” dejó de ser interesante para la ciencia. Genie fue abandonada a su suerte en una institución cerca de California.
El caso de Genie abre el dilema ético:
¿Genie fue una oportunidad de comprobar la hipótesis del periodo crítico o una oportunidad para proporcionar «fama» a los profesionales que se ocupaban de ella?
¿La investigación estaba antes del bienestar de Genie?
¿Podía Genie ser paciente y objeto de la ciencia a la vez?
Genie, no es su nombre real, es el nombre que se le dio a la niña por las autoridades.
Genie representa ese espíritu mágico encerrado en una botella esperando a ser liberado.

Los controvertidos experimentos de los investigadores (pese a los avances de Genie) y las grandes preguntas sobre el origen del lenguaje y su relación con el resto de capacidades cognitivas están aún abiertas.
Para finalizar, os dejo el magnífico documental de Genie.
Os advierto que contiene momentos que pueden herir la sensibilidad.